Essaouira es un lugar para vivir de verdad, tiene una profundidad y un alma que nada tienen que ver con los turistas. La medina es un hervidero de actividad y cada esquina o calle por la que se pasea tiene una historia diferente que contar. El puerto trabaja las 24 horas del día, excepto en Eid, las fiestas religiosas, trayendo a diario una gran variedad de pescado fresco; si los pescadores han tenido un buen día, regalan bolsas de sardinas a los lugareños. Un amigo describió Essaouira como la ciudad de las sonrisas, lo que la resume a la perfección.